Gustavo Roldán recupera la oralidad dormida de nuestra tierra, a través de cuentos con animales, en historias sin armaduras exteriores.
En su búsqueda de recuperación, reelabora relatos populares y otros de su propio imaginario, imprimiendo a sus personajes ciertos valores prototípicos de la otra cultura, la no oficial. Por eso aparecen todos los animales que conocen los chicos del campo, del monte y algunos de la ciudad: el zorro, el sapo, el tatú, el coatí, la paloma y los pequeños bichos colorados, pulgas y piojos también. Donde se detiene con mayor placer es en ese "sapo" imaginero y fabulador, inventor de historias de Reyes Magos, de peleas inverosímiles, de picardías salvadoras y de explicaciones de los seres y las cosas. Ese sapo, en Buenos Aires, aparece con el distanciamiento del de afuera, que tiene la posibilidad de mirar con su óptica y paralelizar críticamente la vida de la ciudad y del monte.
Susana Itzcovich
Hola, no conocía la obra de este autor, seguro que los niños a los que se les cultiva el amor por la lectura se deleitarían con sus cuentos, saludos
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